Veuve Clicquot

En 1772 un empresario francés, Philippe Clicquot, puso en marcha su pequeña empresa, dedicada exclusivamente a la venta de vinos comercializados bajo su propio nombre. La visión ambiciosa de Philippe y de las generaciones que le seguirán llevará a la maison a ocupar un papel cada vez más importante en la enología, primero en Francia y luego a nivel internacional. Sin duda, gran parte del mérito del éxito de la bodega debe atribuirse a Barbe Nicole Ponsardin, quien, una vez viuda cuando aún no había cumplido los treinta años, asumió el mando de la empresa, marcando así la historia del emprendimiento femenino. Será precisamente su estado de viudez lo que la estimulará, en lugar de abatirla: el orgullo y la dedicación de esta joven están, de hecho, en el origen del nombre Veuve Clicquot, que significa viuda de Clicquot. Fue precisamente durante la gestión empresarial de Madame Cliquot que se registraron algunas de las intuiciones más importantes que caracterizaron de inmediato a la maison y su denominación. La decisión de elaborar la primera versión del champagne de añada (es decir, elaborado con vinos de una sola añada) se remonta a 1810, pero hay muchos otros pequeños pasos, como el de perfeccionar el método de remouage, que la emprendedora viuda da en primera persona, poniendo su firma en todos los aspectos de la vida empresarial. Su papel se vuelve verdaderamente fundamental sobre todo cuando consigue hacer llegar su preciado champán a San Petersburgo gracias a la superación del bloqueo que prohibía los intercambios mercantiles en el continente europeo. El destino de Veuve Clicquot se traza a partir de ese punto de inflexión, que tuvo lugar en el lejano 1814: la cuvée Saint Petersbourg será solo el primer paso hacia un posicionamiento en el Olimpo de este lujoso vino espumoso. Incluso siglos después, el nombre Clicquot recuerda su espíritu emprendedor y sigue evocando la dedicación de esta mujer, que inspiró la búsqueda de la excelencia absoluta de la maison. Desde mediados de los años ochenta, la maison pasa a ser propiedad del gigante del lujo LVMH, que sigue conservando el extraordinario estilo de este champagne, vinculándolo cada vez más a la mezcla con el mundo de la alta costura.