André Beaufort

Cuenta la leyenda, en realidad sucedió de verdad, que André Beaufort se acercó al cultivo absolutamente natural de la viña por problemas de salud: de hecho en 1969, tras una peligrosa reacción alérgica provocada por los químicos (sintéticos) utilizados en la viña, decidió cambiar completamente de rumbo, iniciando una producción basada primero en la agricultura orgánica y luego en la agricultura biodinámica. De hecho, después de la certificación Bio, comienza a experimentar con productos basados en la homeopatía y la aromaterapia; por ello utiliza aceites esenciales, diluciones y mezclas creadas específicamente para reducir también el uso de cobre y azufre, sustancias previstas en la gestión biológica. Hoy, junto con su hijo, dirige unas 6 hectáreas de viñedos, repartidos entre los Grand Crus de Polisy en Aube y Ambonnay, donde también se encuentra la bodega, todos de Pinot Noir y Chgardonnay. Los nombres de las zonas donde se encuentran los viñedos ya hablan por sí solos: son, con mucho, de los mejores de toda la región de Champagne. Naturalmente, el trabajo en bodega es coherente con la filosofía de Beaufort, que se basa íntegramente en métodos artesanales y naturales, en el rechazo de los productos sintéticos y en la reducción absoluta de las intervenciones tanto mecánicas como humanas, tanto en el viñedo como en la bodega. A continuación, las botellas se dejan reposar, según el método champenoise, durante largos meses, hasta el degüelle, aún realizado "a la volée", es decir, a mano. Los champanes Beaufort son realmente únicos, especialmente si se tiene en cuenta que son el resultado de técnicas agrícolas y de vinificación absolutamente "no convencionales". Son Champagnes muy especiales, originales, a “años luz” de los productos de las grandes y famosas Maisons que todos conocemos. Y por eso han encontrado el aprecio y la aprobación de entusiastas de todo el mundo que compiten con gran energía por las pocas miles de botellas que se producen cada año.