Bruno Giacosa

Un nombre y un apellido que representan una institución en el mundo del vino, no solo en Italia, sino también en el mundo. La historia de Bruno Giacosa comienza desde muy lejos. Todo comienza durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Bruno, con apenas quince años, abandona los estudios y comienza a trabajar junto a su padre Mario, en la bodega fundada por su abuelo Carlo en 1900. Es curioso saber que inicialmente su éxito radica en la inmenso talento en transformar uvas conferidas y compradas a otros propietarios, provenientes de las mejores parcelas (cru) de Barolo y Barbaresco. Y será recién en 1982, con la compra por parte de Bruno del viñedo Falletto en Serralunga, que comenzará por su cuenta la elaboración del prestigioso Barolo Falletto; en 1996 comprará en cambio los crus Asili y Rabajà, ya muy conocidas etiquetas de la galardonada empresa. Recordando esos primeros momentos, Bruno cuenta recientemente: "Yo era un niño en ese momento, y por lo tanto no bebía vino, pero inmediatamente tuve buen olfato, en el sentido de que entendí que al prestar atención a los aromas que salen antes de comer las uvas en el momento de la vendimia, luego probando el mosto en fermentación, y por tanto el vino, puedes entender casi todas las cosas que se necesitan". Rendimientos muy bajos, maceración de tres semanas en depósitos de acero y maduración en grandes barricas de roble francés, por períodos que en algunos casos superan los treinta meses: esta es la clave para entender un estilo de elaboración ya consolidado, que nos regala botellas inmensas, que literalmente hicieron historia. El amor de Bruno Giacosa por los grandes vinos y su meticulosa búsqueda de la perfección no admiten excepciones: la calidad debe ser absoluta. Si, por ejemplo, la vinificación de una añada no cumple con sus criterios, ¡el vino no se embotella o se degrada! Sólo gracias a un enfoque virtuoso y tradicional en el viñedo y en la bodega ya esta estricta selección, los vinos de Bruno Giacosa resultan siempre sublimes e incomparables.